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Desde  los inicios del régimen porfiriano se dio la necesidad de formar maestros. Las personas que sabían leer y escribir, se podían emplear como preceptores. A mediados del siglo XIX se empezaron a crear normales en la república y en el Distrito Federal.  Los que egresaban de las normales y no ejercían en el magisterio, le escribían a Porfirio Díaz como todo mundo para expedir su ayuda.
 
Las cartas eran escritas con tono amable y de suplica, se le tenía una confianza muy grande a Días, ya que era considerado como un padre bueno, generoso y todopoderoso, a quien se le podía pedir cualquier favor, con la confianza segura de que lo concedería.

Porfirio tenía tantas cartas que entre ellas se encuentran de maestros urbanos y rurales y estas se almacenaban en la universidad iberoamericana.

Los normalitas que no terminaron la carrera, eran enviados a las comunidades muy alejadas y en muchas de las ocasiones ellos tenían que vivir en la escuela.

La mejor pasión la tenían los maestros urbanos, ya que tenían mejor condición de vida que los maestros de campo. Los maestros rurales eran leales  y defendían los intereses de Díaz, claro para seguir en ese buen estado

Hablemos de las licencias, estas eran peticiones. Relacionadas con la necesidad de descansar, porque no todos contaban con vacaciones. Otras licencias eran para estudiar en el extranjero o para realizar por un tiempo una actividad fuera del magisterio. De igual manera eran las licencias para trasladarse de estados por diversos motivos, si la licencia era para separarse de su empleo, se tenía el compromiso de regresar en el tiempo estipulado, de lo contrario se tomaba cono vácate.
 
Todo mundo quería prestar sus servicios en la capital, y los que tenían algunos años de servicios querían su cambio a la capital, porque para ellos  era una predilección trabajar ahí, pero para ello tenían que empezar de nuevo, ya que donde empezabas tenias que terminar, tus años de servicio tenían que estar en un mimo lugar. Cabe mencionar que los maestros titulados tenían prioridad en los mejores lugares.

Los maestros solicitaban su empleo para estar cerca de su familia, para continuar estudiando y obtener un título de maestro, ya que las facilitaciones eran mejor en el D.F.

Las jubilaciones no eran un procedimiento no sencillo, de entrada tenía que tener entre 35 y 40 años de servicio y la pensión que se te otorgaba era de 15 o 20 pesos mensuales.

De igual manera existían peticiones de ropa y libros, las de ropa eran porque el maestro ganaba y tan poco que no le daba ni siquiera para tener o comprar ropa y las de libros era para superarse o para su escuelita que no contaba con ninguna, la mayoría de las veces se pedían los libros que le pudieran proporcionar no tenían ninguno en particular, la intención era que les mandaran libros.

Los maestros urbanos percibían entre 40 y 60 pesos mensuales y los maestros rurales entre 15 y 25 pesos.

Producción del profesorado.

Algunos maestros escribían libros de texto, conferencias, composiciones, himnos y métodos.

Los maestros pretendían dos proyectos, el primero nos habla de educar a la gente indígena y conseguir que se acerque y se integre al pueblo mexicano. Y la segunda en la cual se pretendía una educación especialidad donde cada maestro daba una determinada materia y de esa manera el niño adquirirá conocimientos más sólidos y profesores más capacitados.
 
El descontento de los maestros de debió a a tres acontecimientos:

  •     • El primero de debe a que muchos maestros rechazaron la profesión del magisterio, porque no les dejaba la satisfacción que ellos pensaban.
  •     • La segunda se debió a que otras profesiones obtenían mejor reconocimiento y salario que el de los maestros. 
  •     • Y la tercera se dio a que a pesar de las peticiones de trabajo, Porfirio Díaz le daba trabajo a los extranjeros, ya que según el estaban mejor capacitados que nosotros.


Y  gracias a estos acontecimientos cedió lugar el cese de maestros.

Pero muchos maestros inconformes realizaban comentarios en la prensa y manifestaciones y con estas actividades daban a conocer las injusticias hacia los maestros.

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